sábado, 14 de mayo de 2011

Aprenda a elegir alimentos que no lo oxiden - El Comercio (Ecuador)

Tiempo de lectura: 2'29'' | No. de palabras: 374

Se cree que el envejecimiento prematuro y muchas enfermedades degenerativas, como las cardiovasculares y el cáncer, están asociados a los efectos dañinos que tienen en el organismo unos componentes invisibles conocidos como los radicales libres.

Son átomos, en general de oxígeno, reactivo e inestable, que se liberan cuando los alimentos son metabolizados por las células para producir energía o cuando la gente se expone a ciertos contaminantes. Su inestabilidad se debe a que, en ese proceso, pierden uno de sus electrones e intentan reponerlo robándolo de otros átomos; de este modo, su número se incrementa en el organismo, lo que afecta (u oxida) a muchas células.

A raíz de este conocimiento, cuyas bases sentó en 1950 Denhan Harman, de la Universidad de Nebraska (EE. UU.), se ha ido investigando la forma de contener o frenar la acción oxidativa de estos radicales.
Esa búsqueda desembocó en la identificación de los antioxidantes, sustancias presentes en alimentos y bebidas, que están al alcance de la mano. Ellos capturan los radicales libres y evitan que su número sea excesivo.

¿En dónde están?

El organismo humano no puede producir antioxidantes; los obtiene a través de frutas, cereales, vegetales y algunas bebidas. Las sustancias con mejores propiedades antioxidantes son los polifenoles, que están en manzanas, cebolla y bebidas como té y vino (en cantidades moderadas).

También están en los flavonoides o pigmentos naturales que protegen al organismo del daño de los agentes oxidantes, como los rayos ultravioleta, la polución y las sustancias químicas de alimentos. Los carotenoides son pigmentos que oscilan entre el amarillo y el rojo y están en hojas, tallos, flores y frutos como tomate, pimentón, fresa, espinaca y acelga. Y, en menor proporción, en raíces.

Aprenda a comer por colores

El tono de frutas y verduras es reflejo de sus beneficios

Rojas: tomates, cerezas, fresas, sandías, rábano y remolacha ayudan a prevenir el cáncer.

Azules y moradas: la ciruela, la berenjena, la mora y la uva tienen poder antiinflamatorio.

Naranjas y amarillas: piña, melón, naranja, ahuyama, mandarina y zanahoria deben su color y bondades al betacaroteno, que protege a la piel del sol y al organismo del cáncer.

Verdes intensos: los toconutrientes y tocoferoles del brócoli, la lechuga, la espinaca o la habichuela benefician a todo el organismo.

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